Oración de Santa Faustina
para ser misericordioso








“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia
y ser un vivo reflejo de Ti.
Que este supremo atributo de Dios,
es decir su insondable misericordia,
pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos
para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias,
sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo
y acuda a ayudarla.



Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos
para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo
y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa
para que jamás hable negativamente de mis prójimos
sino que tenga una palabra de consuelo
y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas
y llenas de buenas obras para que sepa hacer
sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí
las tareas más difíciles y más penosas.



Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos
para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo,
dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso
para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)

Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí”.



Santa Faustina (1905-1938)

Fue una religiosa polaca de la Congregación de las
Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia.
Tuvo diversas apariciones de Cristo Redentor,
quien en sus revelaciones le daba indicaciones
y ella las anotaba en un diario.

Jesús le pidió varias veces que se instituyera la
“Fiesta de la Misericordia” e indicó que debía
ser el “primer domingo después de Pascua de Resurrección”.

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio
y abrigo para todas las almas y especialmente
para los pobres pecadores”, le expresó el Señor.
Dicha celebración recién se estableció oficialmente
en el año 2000 con el impulso de otro polaco,
el gran San Juan Pablo II.



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